Qué sensación me inunda cuando
aspiro el aire de la mañana,
cierro los ojos melancólica
ebria de mis sueños.
Enamorada deseo
no depertar al mundo,
no enfretarme aun
a los latidos del alma.
Ojala fuese crisálida,
de perfume a lavanda
y pudiese esperar a
despertar otra mañana.
En mi pecho se confunden
los deseos y las lágrimas,
ojalá fuese crisálida
para despertar otra mañana.
Una crisálida de luz violeta,
de luna, estrellas y agua;
con el perfume del alba
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