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miércoles, 6 de noviembre de 2013

MYANMAL MAGAZINE TANIA MOLINA GIMÉNEZ. TERAPIA ASISTIDA CON PERROS PARA NIÑOS AUTISTAS


El autismo, muy al contario de lo que muchos piensan, no se trata de una enfermedad, sino de una serie de trastornos del desarrollo; por lo cual no tiene cura. Quien lo padece no está enfermo, simplemente es diferente. Los niños con TEA (Trastornos del Espectro Autista) entienden y viven el mundo de una forma diferente a la que nosotros consideramos “normal”, por ello terapeutas y profesores trabajan con ellos con el fin de conseguir un puente entre su realidad y la nuestra, aspecto que a veces no es nada fácil. Por fortuna contamos con los perros de terapia o perros de asistencia. Lo principal antes de empezar es saber que a ese niño le motivan los perros; si no existiera esta motivación, la terapia no serviría para nada.Una vez comprobado, comenzamos con la programación de las sesiones. A los niños con autismo les gusta saber siempre lo que van a hacer, no les gustan las sorpresas, ni el desorden, por lo que la disciplina y las rutinas para poder trabajar con ellos son imprescindibles. Por ello, cada sesión debe presentarse a los niños antes de comenzar, adaptando los objetivos marcados por sus terapeutas a los trabajos de ayuda con los perros. Los perros de terapia utilizados en programas con niños con autismo deben ser perros tranquilos con baja sensibilidad; es decir, que no se asusten ante un gesto brusco, un grito, un golpe... Por lo que la selección del perro de terapia es muy importante.En ocasiones, al tratar a niños autistas es necesario la utilización de perros entrenados exclusivamente para esta tarea, no siendo suficiente la intervención de cualquier perro de asistencia. Por el momento, en España estos perros, aun realizando la función de perros guía, no están tan reconocidos como otros, siendo muy pocas las comunidades autónomas que reconocen los derechos de estos perros de servicio en nuestro país. Cabe destacar que la labor de los perros de terapia y los perros de asistencia en niños con TEA es totalmente diferente. En el caso de los perros de terapia, estos participan como un estímulo y un núcleo de conexión, apareciendo en la vida de los niños sólo unas cuantas horas a la semana y en su caso, lo que el terapeuta estipule. El perro de asistencia, por el contrario, está las 24 horas del día junto a su dueño, no siendo una terapia como tal, sino una forma de intentar mantener los nexos de unión de la realidad del niño y de la nuestra, evitando además momentos de fuga o autolesión, en cuyo caso el perro de asistencia intervendrá. La eficacia, tanto de las terapias asistidas con perros, como de los perros de asistencia para TEA, ses tal, que cada vez más terapeutas, profesores y familiares apuestan por este tipo de intervenciones, sentando precedentes para que en un futuro no muy lejano sean reconocidos como métodos eficaces que benefician la calidad de vida, haciendo nuestro mundo un poco más comprensible para ellos

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