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jueves, 2 de enero de 2014

TERAPIA ASISTIDA CON ANIMALES PARA PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL POR MIGUEL ÁNGEL SIGNES LLOPIS ARGOS.PORTALVETERNIARIA.COM

Por Miguel Ángel Signes Llopis

Este artículo relata lo acontencido en un proyecto de terapia para personas con discapacidad intelectual mediante la utilización de animales de compañía, dos perros concretamente. La utilización de estos u otros animales en estas intervenciones permite alcanzar sus objetivos más rápidamente y mejorar la calidad de vida y la integración social de las personas con este tipo de discapacidad.
Este artículo fue escrito por el autor cuando era presidente de Honor de Ataaasafor. En la actualidad, más concretamente desde el día 14 de octubre, está totalmente desvinculado de dicha asociación.

El 28 de junio de 2010 se finalizó un proyecto de terapia asistida con animales en el Centro de Día “La Safor” de Potries (Valencia), perteneciente a la Asociación Pro-minusválidos Psíquicos de la Safor (ASMISAF) y dedicado a personas con discapacidad intelectual. Los animales que participaron para mejorar la calidad de vida de estas personas fueron dos perros pertenecientes a la Asociación de Terapias y Actividades Asistidas con Animales de la Safor (Ataaasafor).

El equipo multidisciplinar estaba integrado por las sicólogas del centro, Rosana Navarro y María Martí; dos co-terapeutas caninos, Guinness y Airon, una hembra de labrador retriever y un pastor alemán respectivamente; y por Miguel Ángel Signes, el instructor de los mismos que era el encargado de guiar a ambos animales durante las sesiones.

Este proyecto en el cual Ataaasafor ha tenido el placer de participar me ha gustado mucho por la variedad de discapacidades con las que se ha trabajado, como trastornos de espectro autista, síndrome de Down y parálisis cerebral, así como sus diferentes grados: profunda, severa y moderada.

Objetivos generales
Los objetivos generales que fijaron las terapeutas a alcanzar en las sesiones eran los siguientes:
  • Estimulación de la sensibilidad.
  • Potenciación del placer físico al acariciar al animal como elemento motivador de la acción y de las sensaciones positivas.
  • Estimular la relación con el perro, con los compañeros y profesionales, aumentando la felicidad y sentido del humor.
  • Aumento de la actividad.
  • Potenciación de la comunicación verbal y no verbal.
  • Aumento de la relación social.
  • Potenciación de los movimientos voluntarios.
  • Favorecer la relajación en contacto con el perro.


Objetivos individuales
En el proyecto participaron un total de doce personas divididas en dos grupos de seis cada uno.

En el primer grupo había tres personas con parálisis cerebral, una con trastorno de espectro autista, una persona con hipoacusia bilateral con discapacidad intelectual moderada y una persona con síndrome de Down.

En el segundo grupo había cinco personas con espectro autista y una con síndrome de Down, todos ellos con muchas necesidades de apoyo.

Las terapeutas Rosana y María fijaron unos objetivos individuales atendiendo a las necesidades individuales de cada uno y según su discapacidad; los objetivos fueron los siguientes:
  • Con síndrome de Down: el aumento de la comunicación; la potenciación de la motivación; el afianzamiento de conceptos básicos y cumplimiento de órdenes sencillas; el aumento de la interacción social; el aumento del lenguaje y de la expresión verbal; el aumento de la rapidez de respuesta ante las demandas. 
    Utilizando a un animal como reforzador de conductas se aumenta la rapidez de respuesta ante las demandas. Los animales son unos reforzadores de conductas natos ya que no juzgan, te dan cariño, afecto y te aceptan seas como seas -sin importarles el tipo de discapacidad que tenga la persona-. Un refuerzo con la palabra “muy bien” es un buen refuerzo, pero un refuerzo con la palabra “muy bien” seguido con el acceso al animal y que el paciente haga lo que más le apetezca con él -como darle de comer, acariciarlo, cepillarlo- es un refuerzo muy potente, con lo cual la conducta realizada tenderá a repetirse con mayor rapidez a causa de la motivación.
  • Con trastorno de espectro autista: el aumento de las respuestas de socialización e interacción con otras personas o con el propio animal; el aumento de la motivación a través del perro; el aumento del tiempo en el que permanece sin deambular (si la persona presta atención e interactúa con el perro ya deja de deambular); la disminución de sus problemas de conducta; la potenciación de la comunicación y las relaciones interpersonales; afianzar conceptos básicos y el cumplimiento de instrucciones; la disminución de sus estereotipias motoras; el aumento del tiempo de permanencia manteniendo la atención; la mejora del contacto visual.
  • Con parálisis cerebral: la mejora del estado anímico y su motivación personal; potenciar su motivación por las actividades diarias; el aumento de la interacción social; afianzar conceptos básicos y cumplir órdenes sencillas; la disminución de la espasticidad motriz y trabajar sus movimientos en los miembros superiores, la relajación corporal. 
    Se puede trabajar la espasticidad acariciando al animal, lo que hace que disminuya el estrés y la ansiedad, bien en la silla de ruedas o sobre una colchoneta. También tocar la barriga calentita del perro hace que se calmen y abran la mano relajando así su espasticidad -cuando lo hacen suelen sonreír porque les gusta mucho-; y, por propia experiencia, si se le introduce la mano dentro de la boca del perro, la suelen abrir en milésimas de segundo.
  • También participó un joven con discapacidad Intelectual moderada e hipoacusia bilateral que presentaba comunicación mediante gestos caseros muy limitados (no lenguaje global de signos); con problemas de agresividad y baja tolerancia a la frustración. Pero lo bueno era que le encantaban los animales. 
    Sus objetivos individuales eran: el aumento de su motivación (como le gustaban mucho los animales se consiguió); trabajar la comunicación interpersonal; la potenciación del seguimiento de instrucciones y afianzamiento de conceptos básicos; la mejora en su conducta reduciendo los problemas de agresividad; el aumento de la tolerancia a la frustración. 
    Con este chico y como le encantan los animales se trabajó el aumento de la tolerancia a la frustración de la siguiente manera: como quería tener acceso a los animales unas veces se le dejaba uno, que aguantaba de la correa mientras el otro perro estaba trabajando con otro usuario, y otras veces se le dejaba sin perro. De esta manera, además de seguir instrucciones (siéntate y quédate quieto hasta que llegue tu turno) en ningún momento se frustró y aguantaba toda la sesión sentado en su silla (mirando o acariciando al perro) y no se notaba ni que estaba en la sala porque sabía que haciéndolo de esta manera luego tenía acceso a los dos perros a los cuales les daba de comer, beber, los cepillaba y les ordenaba mediante lenguaje de signos que se sentaran, echaran y acudieran a la llamada, entre otras cosas... Así se le potenciaba la autoestima, ya que hacerse cargo del mantenimiento del animal y darle órdenes la aumenta. El chico aprendió ¡¡¡que valía la pena esperar!!!

Una buena forma de acabar las sesiones es la realización de paseos con el perro ya que estos reducen el estrés y la ansiedad. También otra forma de acabar las sesiones para reducir el estrés y la ansiedad es cepillando a los perros en el suelo.


Para alcanzar estos objetivos, Airon y a Guinness eran utilizados como: estímulo multisensorial; fuente de atención, motivación, concentración y afecto; potenciadores de la autoestima; facilitadores social; reforzadores de conductas; y catalizadores de emociones.

En cuanto a catalizador de emociones se ha comprobado que muchas han sido las risas y sonrisas que han tenido los usuarios del Centro de Día con Airon y Guinness, y estas risas y sonrisas han sido totalmente terapéuticas, ya que han ocurrido dentro de una sesión de terapia.

Predecibilidad de los animales versus impredecibilidad de las personas
Desde Ataaasafor siempre abogamos y recalcamos -ya que lo vemos muy importante- que hay que trabajar con animales que estén totalmente equilibrados y sean totalmente predecibles.

Hay que tener en cuenta que las personas con discapacidad intelectual en ocasiones no se sabe cómo van a actuar ante la presencia del animal, especialmente al inicio, cuando pueden tener reacciones que un perro se las puede tomar como una amenaza o señal de fuerza, más si estamos ante hombres y que tengan complexión fuerte, e incluso pueden llegar a agredirlos; el animal en ningún momento se las tiene que tomar como tales y, de ser agredido, no puede responder con agresividad. Es más, no tiene que tener reacción alguna ante estos comportamientos y los umbrales de agresividad en los animales que se utilicen en este tipo de intervenciones no deben de ser bajos, “deben ser totalmente nulos”.

Los lectores se preguntarán por qué hago referencia a estos temas. Pues porque sin ir más lejos en este proyecto, en una sesión, a Airon le pisaron con una silla de ruedas eléctrica en una pata cuando estaba tranquilamente en la posición de echado y le hicieron bastante daño. En otra sesión, el chico con complexión fuerte lo levantó del suelo y se lo puso encima de sus piernas en la silla en la que estaba sentado. Por supuesto, Airon no tuvo reacción alguna ante ambos comportamientos, “como tiene que ser”.

Hay que tener muy claro que todos los perros no tienen tanto aguante y por eso no vale cualquier perro para realizar este tipo de intervenciones. Para más información de cómo seleccionar, educar y adiestrar a un perro de terapia se puede consultar este enlace: http://www.doogweb.es/2010/06/06/heroes-anonimos-los-perros-de-terapia/.

Finalización del proyecto
Se ha podido comprobar que los perros han mejorado el entorno terapéutico, la calidad de vida y el bienestar de los usuarios del Centro de Día que han participado en el proyecto.

Durante este periodo se han hecho nueve sesiones por grupo y se ha podido apreciar que han dado buenos resultados (teniendo en cuenta el breve periodo del que hablamos). Por ejemplo, un chico con autismo que tiene una estereotipia del palmeo de manos que le impide en muchas ocasiones hacer vida normalizada, ha disminuido su frecuencia en presencia de los perros con tres sesiones. Más información en el reportaje: “Personas con discapacidad intelectual mejoran su calidad de vida gracias a terapias con animales” (de la página 13 a la 15):http://www.saforguia.com/filecddigiteca/00262SG_1190_p.pdf.

Por todo lo anterior queremos animar a los familiares de personas con discapacidad intelectual, terapeutas y educadores/as a que realicen este tipo de intervenciones, en las cuales no sólo se van a obtener resultados sino que además les va a mejorar la calidad de vida.

Conclusión
Consideramos que es aconsejable la utilización de perros (u otros animales) en estas intervenciones, como herramienta al servicio del terapeuta o educador/a para alcanzar los fines de una forma más rápida y también para mejorar la calidad de vida y la integración social de las personas que tienen discapacidad intelectual.


El autor
Miguel Ángel Signes Llopis. Experto en problemas de comportamiento, modificación de conducta, Asesor y Terapeuta canino certificado por AEPE en el Curso Máster de Etología Canina Avanzada. Curso de Etología Clínica y Bienestar Animal impartido en la UEX. Técnico en Terapia Asistida con Animales por la Fundación Bocalán. Técnico en terapia asistida con perros por CTAC (www.ctac.cat). Autor de varios artículos científico-técnicos de Etología Clínica Canina y de Terapia Asistida con Animales. Colaborador de Portal de Veterinaria Argos y de la revista Especies.

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